Ambientación: Casa Greyjoy

Casa Greyjoy


Pyke está rebosante de vida. ¡Sí que lo está! De vida marina. Sobre todo, percebes. Pero solo unas pocas vidas residentes en la isla importan en este juego. Balon Greyjoy más que todos los demás. El Señor Supremo de las Islas del Hierro, Lord Segador de Pyke, que ocupa el “Trono de Piedramar” tiene muchas cosas en mente.

La última rebelión de las islas, en el año 289 A.L le granjeó la corona de Rey de las Islas del Hierro, Rey de la Sal y de la Roca, El Noveno de su nombre desde el Rey Gris, Hijo del  Viento Marino. Pero todo lo que le dio, se lo arrebató en la vida de sus dos hijos mayores; Rodrik y Maron.

Robert Baratheon aplastó su rebelión más le mantuvo todos sus títulos y privilegios. Lord Balon volvía a su trono de Señor, mientras dos de sus hijos celebraban banquetes con el Dios Ahogado y otro partía hacia tierras verdes. Theon Greyjoy abandonaba Pyke y dejaba a la Casa con solo un descendiente en las islas. Y Theon sigue en Invernalia, junto con Robb Stark y su madre, Catelyn Tully, una mujer a quien no le la caído en gracia el joven Greyjoy

Asha Greyjoy es lo último de orgullo puro de las Islas que le queda entre sus hijos. Ella es feroz, con la sagacidad de un zorro y la tenacidad de los verdaderos hombres del hierro. Capitana de su propio barco, la Viento Negro, fiera, orgullosa y atrevida, que desafía todos los roles de género preestablecidos. Heredera de Balon e incitadora principal de una nueva rebelión de las Islas.

Balon oye sus insistentes argumentos, pero también oye los consejos de Aeron y Victarion Greyjoy, sus hermanos menores. Paciencia es lo que necesita su hija. El tiempo de las Islas es diferente al de los hombres de las tierras verdes. Los Greyjoy se dedican a quedarse de brazos cruzados mientras los barcoluengos de los hombres del hierro hostigan las costas de Poniente y hacen oídos sordos a los rugidos de los leones y a los aullidos de los lobos.

En la fortaleza de Pyke solo ser presta oído a Euron Greyjoy y los remos de la Silencio que cruzan cada cierto tiempo por frente de las costas de Viejo Wyk, o eso es lo que se rumorea en todos los puertos de las siete islas. Balon mantiene su silencio.

«¡Que el venado venga si quiere que se detenga esto!» gritan los hombres del hierro en sus salones ante el hostigamiento de mensajes y mensajes desde Desembarco del Rey «¡Aquí lo esperamos! ¿Podrá bailar la danza del dedo?»

«Paciencia, Asha» demanda Balon a su hija «Somos vasallos leales del Trono de Hierro, ¿lo olvidas?» la risita ante su propio comentario no admite replicas por parte de la joven.